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sábado, 28 de mayo de 2016

Alvaro Valencia Tovar, el escritor



Por JOSE MIGUEL ALZATE

La muerte del general Alvaro Valencia Tovar, ocurrida en Bogotá a los 94 años de edad, obliga a volver la mirada hacia la obra literaria de un alto oficial que, gracias a su vocación de escritor, dejó en la institución armada la imagen de un estratega intrépido y, al mismo tiempo, la de un intelectual formado en lecturas selectas. El excomandante del ejército, fallecido de muerte natural, alimentó durante su existencia dos grandes pasiones: la vida militar y la literatura. En la primera descolló por una habilidad innata, que le permitió organizar efectivas operaciones militares contra grupos insurgentes: la de orientador.  En la segunda por el manejo apropiado del lenguaje y, sobre todo, por la calidad de su prosa. Valencia Tovar fue un escritor de eximia formación literaria.

Colombia conoció de Alvaro Valencia Tovar su trayectoria como columnista de prensa. En este diario sostuvo, durante 56 años, una columna denominada Clepsidra, donde abordaba temas de interés nacional. En ella hacía gala de un estilo límpido, de una prosa castigada, de un lenguaje pulcro. Había en esos comentarios de opinión un estilo literario que cautivaba al lector por su exquisita factura idiomática. Eran artículos donde afloraba, además de la profundidad conceptual, el respeto por la gramática. No se encontraban en esas notas ni un que galicado, ni un gerundio mal utilizado, ni un verbo mal conjugado. Leer esas notas escritas con calidad literaria era degustar a un escritor que sacaba de las canteras del idioma los términos precisos para darle vuelo artístico a la oración. 

La faceta literaria más reconocida de Alvaro Valencia Tovar es la de historiador. Desde “El ser guerrero del Libertador”, libro donde se aproxima a la personalidad de Simón Bolívar para hacer énfasis en su condición de estratega militar, el general demostró su interés por desentrañar la historia de Colombia, por investigar sobre los procesos históricos que han hecho posible la consolidación de nuestra nacionalidad y por ir hasta las raíces de nuestra formación como república para hallar las razones de esta violencia que nos ha bañado de sangre durante tantos años. En libros como “El Final de Camilo”, “Los presidentes que yo conocí” y “Mis adversarios los guerrilleros”, Valencia Tovar expresa su visión sobre la Colombia que le tocó vivir y sobre los momentos históricos de los cuales fue protagonista. 
  
Pero hay una arista en la producción literaria del general Alvaro Valencia Tovar que es importante destacar: la de novelista. Esta es quizá una faceta poco conocida de sus afanes literarios. Y fue la razón para que este columnista se acercara a su trabajo intelectual. En la columna que el alto oficial publicó después del atentado de que fue víctima por parte del Ejército de Liberación Nacional, ocurrido el 8 de octubre de 1971, aparece un escritor que sabe manejar el recurso narrativo para contar qué sintió cuando, desde el puesto trasero de su vehículo, vio a un hombre que, con una metralleta en la mano, se acercaba para dispararle. En ese artículo está la impronta de un verdadero narrador. En una prosa maciza, de alto contenido estético, Valencia Tovar narró su impresión frente al hecho. 

En el alma de Alvaro Valencia Tovar habitaba un buen novelista El general escribió una novela, “Uisheda”, que es un testimonio de primera mano sobre el conflicto armado. Ubicada geográficamente en los Llanos Orientales, la obra le enseña al lector cómo se vive la guerra en las selvas colombianas. Uno de los personajes, el médico Armando Garcés, que no es otro que el idealista Tulio Bayer, es capturado por una patrulla del ejército. El comandante Robles, que en la vida real es Alvaro Valencia Tovar, al enterarse de su captura lo visita en su sitio de reclusión. Y surge entre los dos personajes un interesante diálogo sobre la lucha armada. El militar y el guerrillero hablan en profundidad sobre la Colombia que el primero defiende y el segundo combate.

En “Uisheda” fluye la fuerza narrativa de un excelente escritor. Valencia Tovar conocía los secretos de la creación novelística. Se advierte en la forma como narra el momento en que el turco Ismael Hattar llega a los llanos con el único propósito de amasar fortuna. También en el relato que hace sobre cómo Joselino fundó Puerto Iliana, el pueblo donde transcurre la historia. Todos los personajes que en las páginas de “Uisheda” cobran vida, como los hermanos Guarín, la niña Sonia, el rebelde Fulvio Jerez y la guerrillera Consuelo, comunican al lector sus angustias en la selva, sus ilusiones de un mañana mejor y su defensa de las ideas revolucionarias. Todo lo anterior para afirmar que, de haberse dedicado a escribir novelas, Valencia Tovar habría brillado más en el panorama literario de Colombia.

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