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domingo, 19 de diciembre de 2010

"Cartas a un joven novelista"

Por JOSE MIGUEL ALZATE



"Cartas a un joven novelista", el último libro publicado por el escritor peruano Mario Vargas Llosa, que tan encendidos comentarios ha recibido por parte de algunos analistas literarios, es una obra que tiene como destinatario un público propio: personas con vocación literaria que apenas empiezan a transitar los senderos de la creación novelística. Porque aquí el autor de "Pantaleón y las visitadoras" transmite a sus lectores no solamente sus propias experiencias como creador de ficciones sino que explica en detalle la teoría de la novela. En este sentido, "Cartas a un joven novelista" es un libro que se lee con un interés creciente de capítulo en capítulo. Por una razón muy sencilla: Vargas Llosa enseña aquí no solo técnicas literarias sino también estructura novelística. Colocando como ejemplo obras clásicas de la literatura universal, el escritor nos va demostrando cómo se debe manejar el lenguaje literario, cómo se deben incorporar en el texto narrativo los tiempos y espacios, cómo se llega a la madurez creadora, cómo se deben abordar los temas novelables. En un estilo epistolar que impacta desde la primera línea debido a la profundidad de su exposición, Vargas Llosa aborda todos los elementos creativos que deben tenerse en cuenta para crear una novela. Ahí radica la importancia de este libro.



"Cartas a un joven novelista" es un libro que responde a muchos interrogantes sobre la construcción de una novela. Lo primero que el autor destaca es que la vocación literaria no es un simple pasatiempo, un deporte que se ejercite o un juego refinado para los momentos de ocio. Para Vargas Llosa escribir es una profesión que requiere una dedicación exclusiva, algo así como una prioridad ante la cual nada puede anteponerse. Quizá por esta razón sentencia: "Solo quien entra en literatura como entra en religión, dispuesto a dedicar a esa vocación su tiempo, su energía, su esfuerzo, está en condiciones de llegar a ser un verdadero escritor". Es decir, para el novelista peruano no tiene sentido el escritor que labora únicamente los fines de semana, sin una dedicación constante al arte, solamente como un pasatiempo. Y recuerda el pensamiento de Jean Paul Sartre cuando sostiene que la literatura más que una vocación es una elección, un camino que se traza una persona para realizarse en la vida. El talento, según su criterio, no se da de una manera precoz sino a través de una disciplina y una perseverancia en el arte de escribir. Y coloca como ejemplo los casos de escritores como Ernest Hemigway, André Malraux, Jhon Dos Passos, Albert Camus y William Faulkner. Ellos simbolizan la constancia y la disciplina.



En estas cartas que Mario Vargas Llosa dirige a un anónimo aprendiz de escritor que anhela conocer los secretos de la novela, su estructura misma, el manejo de los narradores, el dominio de los espacios geográficos, se advierte desde un principio cómo el novelista peruano domina la teoría de la novela. Aquí el célebre escritor que es Vargas Llosa nos dicta interesante cátedra sobre preceptiva literaria, sobre los valores semióticos de la novela, sobre sus significados ontológicos. Y nos enseña, en una prosa bien elaborada, cuáles son los vasos comunicantes de una obra literaria, cuál su poder de persuasión, cuáles son sus técnicas narrativas. El autor cita el libro de Robbe Grillet, "Por una novela nueva", para mostrarnos cómo los temas novelables se le imponen al novelista sin que éste los busque. Un escritor de ficciones no es responsable de los temas porque éstos se le presentan espontáneos, sin ataduras con su vida, sostiene Robbe Grillet. Y Vargas Llosa añade que el novelista nutre su creación literaria con sus propias ficciones, tomadas de su propia vida. Y coloca como ejemplo de su aserto la forma cómo Marcel Proust elaboró su obra "En busca del tiempo perdido", partiendo de sus propias fantasías, nutriendo la obra con aspectos autobiográficos. En este aspecto también coloca como ejemplo los casos de Gabriel García Márquez, Carlos Fuentes, Juan Rulfo y Julio Cortázar.



En "Cartas a un joven novelista" Vargas Llosa teoriza sobre la novela con argumentos sólidos desde el punto de vista estructural. El manejo de los narradores, la coherencia del estilo, el salto cualitativo, los espacios geográficos, las técnicas narrativas, el dominio del tiempo cronológico, el dato escondido son temas que Vargas Llosa desarrolla a lo largo del texto en un estilo dialéctico, como enseñando a escribir. De esta forma nos conduce por el mundo creativo de diferentes novelistas. Y nos demuestra cómo el poder de persuasión en "La metamorfosis", de Franz Kafka, es hábilmente manejado. Al respecto dice: "El hecho prodigioso, la transformación de Gregorio Samsa en una horrible cucaracha, tiene lugar en la primera frase de la historia, lo que instala a ésta, desde el principio, en lo fantástico". Aquí Vargas Llosa sostiene que este hecho, el de la transformación, es simple creación literaria antes que realidad inmediata. Igualmente analiza el "Ulises" de James Joyce, deteniéndose a explicar cómo se narra allí solamente 24 horas en la vida de Leopoldo Bloom. Esto para comprobar cómo el poder de la imaginación no le quita fuerza al argumento mismo de una novela. Por todo lo anterior es que "Cartas a un joven novelista" es un libro indispensable en la biblioteca de cualquier persona que se interese en escribir narrativa. Un libro que, en definitiva, nos señala nuevos caminos en la creación literaria.

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